11 mayo 2009

DIATRIBA DE AMOR A UN HOMBRE ATADO


Alguna vez te dije que el amor romántico no existe. Esa ilusión de sustancias químicas e impulsos eléctricos que genera el cerebro para garantizar la supervivencia de la especie es lo más vulgar y contradictorio. Por eso siempre he preferido el deseo al amor, lo considero más honesto, más directo, menos solapado, pleno de matices emotivos que recorren el cuerpo a través de los sentidos...

Es probable que ambos conceptos terminen fundiéndose el uno con el otro, aunque los hombres nos llevan ventaja en ese sentido. Las mujeres adolecemos de una tara cultural porque desde niñas nos bombardean con historias rosas de príncipes encantados y princesas descerebradas, que nos echan a perder para siempre; nos enseñan que la finalidad es el amor, y nosotras -Pobres incautas- nos lo creemos al pie de la letra, junto con los cuentos adicionales que trae consigo: Virtud, fidelidad, abnegación...

¡No me malinterpretes! nunca dije que fueran malas en sí mismas, es ese halo hipócrita que las rodea, en nombre del amor; es esa instrucción pre-fabricada por la cultura para que creamos tal mentira. Virtud, fidelidad, abnegación... ¿En serio?

¿Posees tú al menos una de ellas? ¿dos? ¿las tres?. ¿Puedes lanzar la piedra sin culpa? Es más, supongamos que posees las tres, sin tacha, sin dudas... Las han tenido contigo aquellos a quien amas o amabas? De ser así... ¡Te felicito! O te mientes muy bien a tí mismo, o te han sabido mentir muy bien ¡Bravo!

Joder hombre, ¡estás más pálido que la cal! ¿te ha puesto nervioso el cuchillo?.

7 corrientazos:

J. dijo...

Observaba ya sin interés como ella se paseaba con el cuchillo de un lado a otro de la habitación; primero escogiendo bien sus palabras y procurando no gritar, para no parecer la loca, gorda e histérica que realmente era…

Pensó que gustoso recibiría el filo de la hoja que hace horas había dejado de ser temible, si eso lo libraba de la aguda y fingida voz de aquella voluminosa mujer traumatizada por las princesas de Disney y por los cuentos de hadas. Pero ambos sabían que ella no tenía la determinación para hacer de ese cuchillo un arma asesina, en sus manos solo era el instrumento de una exagerada caricatura suicida que antes de cortar sus propias venas, quiere hacer a alguien testigo de su ridicula miseria.

Ale dijo...

Jajajajaja... Te trajo recuerdos el relato?? Ay J. ahí estás pintado!
La verdad es que escribes muy bien, la próxima vez me ayudas con la clausura a ver si no pierdo tantas neuronas en ello. Abracito.

alcorze dijo...

Muy bueno, Zarina!!! Esa última frase es demoledora, juer si hasta me he asustado yo!!!

Ale dijo...

Gracias Al! En realidad de todos los personajes que he creado, esta es una de las que no quisiera encontrarme nunca... Abrazo. (ya te dije que quedaste guapísimo con tu nuevo look? =) Saludito.)

Pipelare dijo...

Mamita ya me dio miedo, voy a dormir con la luz prendida... o mejor me tomo un chocolate y todo pasa ;)

Diana Milena dijo...

Ale a veces no puedo escribir nada más porque siempre me quedo pensando...

Ale dijo...

No estoy completamente segura de lo que quieres decir... Pero tengo la impresión de que me pasa lo mismo a menudo. Que vicio más arraigado ese de pensar tanto! =) Un abrazo.

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