Poquito a poco se divisa un año más que parecía lejano el año pasado en estas mismas fechas, y como siempre sabores y sinsabores se refugian en el recuerdo y en el olvido permitiéndonos avanzar y cambiar, quizá mutar... Se remueven las expectativas, los sueños y las esperanzas, a veces todo tan esquivo, en ocasiones tan al alcance de la mano.
Es usual usar las fechas finales del año para reflexionar sobre lo que será, lo que queremos que sea, y las cosas que probablemente no serán pero nos hacen ilusión, y sobre todo las que por una u otra razón tristemente no fueron... Ahora lo que importa, como todos los años, es comenzar a escribir sobre el lienzo blanco que representan los días aún no vividos y aún impolutos, inmunes a las experiencias, inmunes a la vida misma.
Siempre que un año termina, pido al año nuevo un deseo. Felizmente mi deseo 2009-10 parece estarse cumpliendo, de un modo bastante tardío... Pero igual se le agradece... Mi deseo para el 2011 (sigue pareciendo número de ciencia ficción) mi deseo, mi deseo, mi deseo, mi deseo, mi deseo, mi deseo... Que mal, aún no me decido, pero tengo hasta media noche.
Feliz año de ciencia ficción.