Cuando entendió que la naturaleza de un hombre cualquiera saciaría su deseo, sintió compasión. Extraña compasión que se dirigía a quien fuera que fuese el escogido, Ya que competía al hombre sucumbir ante sus propuestas sin derecho a rechazarlas.
Desde pequeña supo muy dentro suyo que era diferente de todas las demas; sentía en sus entrañas la cualidad específica de quien tiene un agujero inmenso que no se ha de llenar fácilmente, pero la intuición se convirtió en certeza con el paso de los años, y llegado el momento no tuvo que dudar.
La noche de la boda ceremonial lavó, perfumó y vistió su cuerpo de la manera como su propia madre le había indicado cuando tuvo edad para tocar esos temas. Se acercó sigilosa al lecho donde saciaría sus ansias primigenias, donde al fin el hueco sería colmado, donde se cumpliría el destino glorioso por el que había aguardado tanto tiempo y siguiendo el ritual marcado por la tradición se recostó al lado del que sería suyo eternamente, mirándole siempre a los ojos hipnotizados, con media sonrisa en los labios.
Con un movimiento lento y calculado extendió su blanca mano hasta tocar suavemente el rostro de su hombre, de su víctima, del pobre incauto elegido para el sacrificio de la consumación de su destino.
3 corrientazos:
Parece tal cual una mantis religiosa. Cada día escribes mejor! :)
Inspirador y cutre, hermoso y poetico, sanguinario y oscuro, pocas palabras pero buenisimo, me encanto, disculpa que no entro muy seguido al blog.
¿Este es el que me ibas a mostrar?
Toda una descripción demoledora de, bueno, como dice Al, una especie de mantis humana, o nada que ver, ya que me quedo con la intriga de qué pasará. Está genial escrito, me ha encantado!
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